La pieza audiovisual que vimos en el centro multimedia, fue
una experiencia interesante tanto por la parte visual y la sonora, compaginaban
de cierta manera que a pesar de que el artista critica un problema
sociopolítico, la pieza se vuelve un viaje
para el espectador sin necesidad de ingerir alucinógenos o sustancias
prohibidas.
La forma de las figuras abstractas me recordó justo a
estas estructuras de ADN que van viajando por el espacio y el
tiempo al igual que el ruido y el sonido.
Creo que la parte de la instalación, mapear una pared
ondulada y la utilización de dos proyectores le da un extra a la pieza, la
vuelve un tanto más interesante.
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